Una tarde "relajada"

Estaba sentada al borde de una fuente. Esa parte de la calle hacía un círculo, con bancos y árboles, se veía precioso, casi como su cielo particular.

No había mucha gente y ella se dedicaba a dibujar en un bloc algunos bocetos bastante bonitos.

Dejó el bloc y sacó un abanico, adoraba los vestidos opulentos, de grandes y voluminosas faldas, pero daban bastante calor. Llevaba el pelo recogido a una parte del cuello, sobre un hombro. Y la verdad es que la tarde estaba siendo genial, el dolor de la pelea con Alexander aún le molestaba, y había tenido que maquillarse un moretón en la cara, pero por lo demás estaba básicamente feliz.

Pues, para interrumpir su felicidad, llego el que la llevaba rato fastidiandola, Alexander, con ganas de continuar con lo que habia dejado inconcluso. Pero no era el momento ni el lugar, igual se acerca, la distraccion de la chica habia impedido que lo notase llegar, se sienta algo alejado de ella.

-Hola, cazadora, como sigues? -pregunto casi riendo, satisfecho al recordar la pelea que tuvieron-

Pues, aún me sabe la boca a podrido. - Dijo recordándole que la había besado. ¿Por qué, señor, por qué tenía que fastidiarle la tarde? - Supongo que tenías que encontrar una excusa para hacerlo, Dios mío, ¿tanto te gusto? - Le provocó, a sabiendas de que él no la atacaría en plena calle, y que, en una pelea verbal, ella llevaba las de ganar.

-ay, querida, ni en tus suenos mojados me fijaria en ti -menciono agudo- ademas, no me gusta meterme en relaciones ajenas, con ese vampiro de mierda. El de seguro acepta tu podredumbre, y hasta la disfruta. Tal para cual, no lo crees?

La miraba con unas ganas de cortarle el cuello, pero se contuvo, eso seria imprudente, y se meteria en graves problemas.

En mis sueños mojados tú apareces ahogándote en un vaso de agua. - Le respondió con un tono dulce y zalamero, como si estuviera recitándole poemas en vez de insultarle. - Oh, no te imaginas cuánto. Si, ambos somos inteligentes, al contrario que otros. - Le miró, e incluso le puso ojitos. Seguro que eso lo ponía furioso, y le encantaba ver como no podía atacarla.

-Te matare, tarde o temprano. Y lo voy a disfrutar tanto... no lo dudes, amorcito -dijo muy crabreado, por su actitud- Pero, hablando de otro tema-casi amigable, claro, finjido- como va el entrenamiento? de seguro que necesitas la ayuda de tu amiguito William para que sirvas de algo en nuestro grupo. Eres la que menos presenta progresos. Das verguenza.

Si, por supuesto. - Le concedió con una sonrisa, no fingida. Es que era tan gracioso que amenazase con matarla cuando ella podía hacerlo, con sus recientes poderes, casi al parpadear. - Sí, William es mi amigo, ¿no es el tuyo? Vaya, no entiendo cómo podrías caerle mal. - Le dice en el mismo tono amigable que él. - Por supuesto, también tienes razón en eso. - Díos, como deseaba demostrarle la paliza que podía llegar a darle.

-Te estas tomando las cosas a la ligera, cazadora.-Golpea con fuerza y repentinamente la fuente, haciendo que evangeline callera en la fuente, este sonrie, burlon- Oh, pobre, te caiste al agua, estas empapada...-dijo ironico- y a tu pregunta, William no es mi amigo, solo es un socio. Es todo, la amistad estorba, para cumplir los verdaderos propositos de la vida, pero eso es algo que una idiota como tu no entiende.

Algunos cazadores que pasban por ahí la miraron sorprendidos, no era conocida por su torpeza y tampoco parecía lógico que se cayese a la fuente. Se levantó, empapada. - Menuda torpe soy. - Dijo en voz alta, con una sonrisa encantadora, y a los pocos segundos un cazador de los nuevos que pasaba le secó el vestido con un conjuro. Le sonrió a Alexander, bastante pagada de sí misma. Adoraba ser mujer. - Tus conceptos están equivocados. - Le dijo, sintiéndo lástima por el ser soltario que empezaba a vislumbrar a través de esa mascara de tío duro. - La amistad es uno de esos propósitos.

-Callate, ignorante. Sin duda, no mereces el puesto que tienes. El recato y el sacrificio son la clave para la salvacion y la luz de Dios. Comparado conmigo, eres unas asquerosa atea.

Se levanta de donde estaba sentado, mira hacia la nada, en actitud indiferente.

-Tienes dos opciones, cazadora. O colaboras con nuestra legion, o te largas. Hace rato huelo algo podrido entre tu y los enemigos.

Soporté tu beso, me he sacrificado bastante por mil años. - Le respondió. Se estaba hartando, quizá a William no le gustase lo que iba a hacer, pero quería cerrarle la boca de golpe.


- Tu legión la comanda William, y yo sigo sus órdenes. - Se bajó un poco la manga del vestido, para mostrar las marcas dejadas por la esencia de Nacht. Alexander sabía que con esos poderes ella sería su verdugo y no al revés. - Vamos, corre a avisar a William, lamento decirte que de nuevo cumplo órdenes. - Sonrió al ver su sorpresa. - Y, no trates de difamarme por ahí, al jefe no le gustaría que la gente lo supiera...no es bueno para el trabajo.

-Carajo...esencias de vampiro..esto esta mal-dijo casi enojado- como es posible de que....?-no termina la frase, para su sorpresa, no solo ambos seres estaban enlazados por conocerse, sino por mantener elmas fuerte de los vinculos vampiro/cazador- eres una zorra vendida...no se como es posible que William te permita estar con vida, y no me interesa cuanto poder tengas, usare todo lo que tenga para verte bien muerta, cucaracha blasfema-estaba en el colmo del enojo- No puedo tolerar tan atrocidad... si he de criticar algo del "jefe" es la soberana estupidez de no acabar con tu existencia.

Sirvo a una causa mayor que tu vida, y que todas tus tonterías. - Le dijo, parándose. Se acercó y le tapó al boca con la mano .- Deja de gritar, ¿quieres que se entere todo el mundo? - Le reprochó, estaba enojada, pero entendía la postura de Alexander por una vez, ella habría reaccionado así si no supiera todo. - No debería hacer esto, pero voy a contarte más de la cuenta. - Suspiró, había sido una mala idea mostrarle las marcas.

- Utilizo el poder para acabar con más vampiros, y para mantener a raya al hijo de Alucard. Además, me juego la vida cada vez que le cuento a William lo que me dice, no me hables de sacrificios. ¿Crees que ha sido mi elección atarme a un vampiro? - Había sido cosa de Nacht, aunque, ciertamente, ella había sabido sacar provecho para beneficiar a los cazadores y a ella misma, e incluso a Nacht, era un arreglo tan provechoso como peligroso.

Le quitó la mano de la boca ahora que estaba callado, suponía que por la sorpresa, dado que la furia parecía haber desaparecido de sus ojos, aunque dudaba que de su corazón, si es que tenía, lo hubiese hecho. - Y sabes, voy a responderte de una vez por todas a esa afirmación errónea. No me he acostado con un vampiro. - No me he acostado con nadie, parecían decir sus ojos, furiosos, hartos de jugar. - Pero, lo cierto es que lo preferiría, reafirmo, antes que volvera besarte. - Oh, no podía dejar pasar la oportunidad de restregarle que la había besado, fueran cuales fueran las circunstancias.

-No vuelvas a tocarme. No te creo un carajo, por mas cuentos que me recites -dijo serio-Usas su cochino poder, esa es la una afirmacion que me otorgas, y usarlo, sea cual sea las condiciones, es un pecado muy serio, no te hagas la victima, porque ese papel no te queda.

Dos segundos, dos segundos era todo lo que tenía que escuchar a ese idiota para que todos sus esquemas se viniesen abajo. ¿Estaba buscando una excusa?¿Realmente se hacía la víctima? Las preguntas sobre sus propios actos le quemaban la cabeza.

- Y entonces, ¿qué hago? - Preguntó, mirándole, aunque realmente no le preguntaba a él, sino a sí misma.

Quizá estaba haciendo el tonto, Alexander la odiaba, y daba igual si ella hacía las cosas bien o mal, la odiaría siempre, así que no debería escucharle.

-Morirte, seria la solucion, si mueres, el vampiro morira contigo, dos pajaros de un solo tiro -sonrio sadico, pensar en al muerte de dos infelices como ellos, lo regozijaba- si quieres, te puedo hacer el favor, cazadora....a menos de que encuentres otra solucion, que de seguro no tienes...o si?

Alzó la mirada, no, realmente él no le hablaba en serio, solo le gustaba molestarla. ´

- La tengo sí, e iba funcionando muy bien hasta ahora. - Hasta que empezaste a meter las narices donde no te llamaban, quería decir. - Oye, Alex, ¿qué te han hecho para que seas así? ¿Tan mala educación te dieron? - Le preguntó para molestarle, utilizando Alex, como si fuesen amigos. - Me juego este cuello que tanto deseas cortar a que no hay persona en este planeta capaz de soportarte, por eso eres así, seguron que te echaron de casa para no oirte.

-Aunque no te incumba, te relatare mi corta historia.-se pone serio- No tengo padres, ni hermanos...nada. Las monjas me criaron, y entendi que Dios es la salvacion a nuestros pecados. Cometi errores, y ahora, segun mis creencias, me reinvindico, a mi modo. Me importan 3 pepinos lo que pienses de mi, eres solo una jovezuela con aires de superioridad, no has vivido lo que yo he vivido, eres una niña ilusa que sueña con que ser cazadora sea un hobiee. Yo se por que vine al mundo, y se que me ire, sabiendo que la vida terrenal fue una mierda, y me espera una vida mejor. Asi que vivire como se me pegue la regalada gana.

Lo miró, con los ojos azules muy abiertos, sorprendida. Calló, pensativa. Había acertado, Alexander no era el tipo duro que quería ser, por mucho que sus actos llevaran a pensar lo contrario.

-Ilusa...¿por qué? ¿porque creo que la vida sí vale algo? No, no me parece una tontería. No lo es. Pero eso tú ya lo sabes, ¿no? Porque juegas a fingir que te da igual, pero sabes que no es cierto. - Le dijo, las mismas palabras que debería repetirse a sí misma, ella ya había jugado al juego de ser fría, decir palabras malsonantes y odiarlo todo. No iba a impresionarla.

Sacó un puñal del corpiño de su vestido, el mismo con el que lo había atacado la noche anterior. Se lo puso en el corazón y entregó la empuñadura a Aleander.

- Hazlo, vamos, un vampiro y una traidora, oferta, dos por uno. - Le dijo, mirándole a los ojos. El tío era un hijo de puta, pero estaba segura de que no lo haría.

-no me conoces como para acertar conclusiones de mi. Tengo mi ideologia y tu la tuya, y te restregare en la cara lo equivocada que estas.

toma el cuchillo, la apunta directo al pecho, casi tocando sus senos.

-No puedo matarte aqui, lo sabes. Me buscaria broncas aca, en pleno publico. -frio- no lo dudaria un segundo para arrancar tu vida de la miseria.

- ¿Miseria? - Le miró, con la lástima bailando en sus pupilas. - No considero mi vida una miseria, no es perfecta, pero es mejor que nada. - Creo que no lo harías. - Le dijó, convencida, aunque quizás equivocada.

Se sentó, mirándole aún. - ¿Por qué? - Le preguntó en un susurro, -¿Por qué me odias tanto? No puedo creer que sea por lo del vampiro, ya me hablabas igual incluso antes de saber cómo me llamaba.

-Digamos que soy algo perceptivo para saber que personas son basura y que no...y que crees? estas en m lista negra de personas que no quiero tener en frente, pero es agradable restregarte en la cara lo vil que eres, aunque no te importe una mierda, me da lo mismo. Por que carajos me haces tantas preguntas? por que me cuestiones? cual es tu hipocrecia comigo?

- Eres interesante. - Dijo, franca, quizá demasiado sincera. - Haces y deshaces y a veces no te entiendo. - Era cierto, el hacía las cosas, pero algo en él, en sus ojos, en su forma de hablar parecía deshacerlas. Como si se obligara a no vivir.

- ¿Vale la pena? Ir al cielo, merece echar a perder tu vida... - Le miró, ya no estaba enfadada. - Yo creo que podrías disfrutar de ambas cosas.

-ya me estoy cansado de esto, basta co tus preguntas, que me tienes fastidiado. No respondo a las consecuencia si sigues con la misma cantaleta.

Se aleja de ella, le da la espalda, y comienza a alejarse.

-para la proxima, ruega con que no te encuentre sola.... nos vemos, cazadora.

- Eres idiota. - Le dijo, y reabrió su cuaderno de dibujos. Arrancó una hoja y la tiró al agua, dejando que la tinta se corriese por la hoja.

Sí, lo había estado dibujando a él, entre enfadada, asustada e intrigada. Sus pensamientos estaban equivocados, ahora se daba cuenta, Alexander no escondía nada, simplemente era así de estúpido.