Patrullando

Y siempre le tocaba a ella, como no. Suspiró. Por estas calles nunca pasaba nada interesante, y claro, ¿quién patrullaría esas calles silenciosas sin quejarse? Ella, por supuesto. Maldijo en voz baja mientras trataba de agudizar los oídos, a pesar de saber que probablemente no oíria nada.

De repente escuchó un ruido atrás suyo y giró rápidamente.

Aparece William, el jede de los cazadores, sonrie sentencioso, al escuchar q maldecia...

-no es bueno maldecir.... dios nos ha dado la vida para q la disfrutemos...no para q nos quejemos...

Se acerca, para ver quien era, aunque ya lo sabia, el habia entrenado a todos los cazadores del pueblo.

-evangeline....¿como estas? veo que algo quejumbrosa...

Mierda, justo lo que le faltaba para terminar una noche desastrosa -Lo lamento mucho señor.Bien, ¿y usted? - Contestó con una cortesía tan helada que parecía cortar el aire - No, no lo estoy.

-pues asi parece...¿que te sucede? es una noche hermosa, la luna esta tan brillante hoy...¿que haces aqui tan sola? sabes q no podemos cazar en esta ciudad... por la neutralidad...solo si nos atacan o hay un vampiro q rompe las reglas.... de hecho...son q sean vampiros...rompen la ley del señor... y la ley del cazador....

Lo miró - Bueno, me mandaron patrullar, señor. Creía que cualquier vampiro es ya una regla rota. No debe haber piedad con ellos, ¿no es esa una lección que aprendí de usted? - Dijo suavemente, aunque se notaba algo de reproche en su voz. ELla no creía en la neutralidad, solo en los vampiros que debía aniquilar cada noche.

-tienes razon, evangeline... pero en esta ciudad, años atras, se firmo un pacto...que he pensado en romper a veces...nuestro señor no creo q disfrute ni le agrade la existencia de esos monstruos...pero mientras, se respetaran las reglas...hemos jurado cumplirlas todos...y asi sera... si me permite, cazadora, le hare algo de compañia....

Yo no he de permitirle nada. - Contestó, desviando la mirada. -
Aunque no creo que necesite ayuda en este lugar, nunca aparece ningún vampiro.

Sonrie, ante su actitud de rechazo.

-nunca cambias, evangeline...tienes ese caracter fuerte q necesita todo cazador... eso te lo envidio... soy demasiado suave.

Se acerca a ella, se recuesta a la pared...

-igual te hare compañia... no te vendra mal.

Como desee - Concedió y siguió dando vueltas alrededor del mismo sitio, aun sabiendo que no encontraría caza esa noche. Miró a su ex-maestro con curiosidad, dudaba entre si la intentaba poner a prueba o si realmente no tenía nada mejor qué hacer. Ambos motivos le parecían estúpidos.

-me pregunto, chica, cuanto has mejorado... la ultima vez q te vi... eras toda una promesa... quiero probar q tanto has crecido... pero sera en otra ocasion... sera algo escandaloso si lo hacemos aqui...

saca una manzana de la nada, le da un mordisco...

-por que estan tan inquieta hoy? buscas pelear?

Es mi trabajo - Respondió simplemente. Aún tenía dudas. Hubo un tiempo en el que adoraba a su maestro, no de una forma romántica, era muy joven aún. Era más una admiración, y confianza en él. Pero, cuando la maldijeron por su intervención en áquella pelea...nunca supo si realmente él había estado involucrado. No fue quien dió la orden quien realizó la maldición ni quien grabó esa marca e su espalda. Quería creer que él aún no lo sabía, pero...no podía estar segura.

-sabes muy bien que la ira, el odio y los impulsos no sen de Su agrado... su combatimos a los vanpiros...es por honor a su nombte, y no por intereres personales... creo q eso ya lo sabes... te conozco bien, evangeline...te dejas llevar muy facil...

Sigue comiendo con tranquilidad....

-[repentino] sigues soltera? escuche por alli q tenias encima varios pretendientes...

No realizo mi trabajo por gusto, pero me gusta mi trabajo. ¿Acaso es pecado? - Preguntó con amarga ironía.

No creo que eso sea de su incumbencia señor, aún así, le contestaré. - Hizo una pausa. Es cierto que había recibido proposiciones, pero desde la muerte de sus padres y el enfriamiento de su carácter, éstas solo eran meras propuestas sexuales. No, un hombre no quería una mujer amargada y solitaria. - Está usted equivocado, no tengo pretendientes desde hace siglos, literalmente.

-entonces escuche mal.... tu sabes, salen muchos rumores de chicas lindas.... eso pasa en cualquier sitio...

Termina de comersela, apreta con fuerza lso restos, estos se evaporan facilmente.

-No le debe gustar a nadie matar...ni hacer daño...es malo recurrir a la violencia...pero es nuestra obligacion, no me vengas con reproches insensatos... (pausa, cambia, le sonrie) no me consideras tu amigo? antes nos llevabamos mejor...

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, ya no tengo 15 años. - Contestó tratando de que no la asaltaran los recuerdos. ¿Por qué no podían dejarla en paz? Ell vivía tranquilamente sola.

-pero parece todavia como si los tuvieras... aunque vivieras una eternidad..seguiriras viviendo del mismo modo... solo he querido ayudarte.... no solo somos cazadores...somos misioneros, propagadores de las buenas nuevas. Debemos estar en paz y quietud para no solo tener poder en nuestra fe, si no para tener una buena vida. Hazle caso a este viejo...

No sé en el resto, pero en lo de viejo ciertamente acierta - Bromeó, y una sonrisa real se dibujó en su rostro, ilumninándolo. Siempre le había gustado bromear con la edad de su maestro. Le pareció raro que algo así aun existiera en ella, y, confundida borró la sonrisa.

-eres una burlista...ni siquiera recuerdo mi edad real...son casi 8000 años... si no me equivoco...soy el cazador q mas ha vivido... y me queda un largo camino. A veces me arrepiento de haber pedido la inmortalidad... al menos tengo la fe q algun dia acabara y mi alma...descanse al fin. Y si, deberias creer lo que te digo, no por haber sido tu maestro, sino por q es la verdad.

Lo tendré en cuenta. La verdad es muy subjetiva - Desvió la cuestión - La inmortalidad es una cualidad que realmente, no desearía a nadie.

-para ello existen los axiomas....para creer en las demas verdades q se basan en ellos.

saca otra manzana de la nada, juega con ella tirandola hacia arriba.

-quieres comer algo? sabe muy buena...son cosecha de sacra city, estan muy dulces... me da por comer muchas a veces...

cierto, el hablaba de pecados, pero no media su gula, era su mayor debilidad.

No sé como no pesa usted 200 kg - Le reprochó, aunque realmente era una cuestión que plantearse. - Está bien - Aceptó la manzana relajándose un poco y se sentó.

-digamos q mi metabolismo se empeña en mantenerme en forma...

Mira perdido hacia el cielo, tan oscuro hoy. No habia nadie en la calle, estaba desolado, triste. Pareciera como si un infierno de angustia habitara en ella. Solia sentir cosas raras, su rara percepcion lo hacia bueno para detectar cosas...

-sientes lo mismo que yo.... se acerca un vampiro...

Se tensó al escuchar sus palabras. Sí, era cierto. Sonrió ante la ironía. Quizá el destino los colocaba a su placer, justo esa noche, que había dejado más que claro que no aparecería nadie, se le jugaba esa mala pasada.

Sabía que no estaba en buenas condiciones par luchar, el cansancio tras la batalla con otro vampiro y la cercanía de la noche de luna nueva la agotaban tanto física como psicológicamente.

Aún así, no dejó ver su debilididad. - Al fin algo de diversión

Tal vampiro aparece...en un principio se veia pacifico...peor repentinamente se trasnforma en un ser con grandes alas, y una figura escamosa, era un vampiro dragon...este les grita q son unas basuras. William permanece sereno.

-evangeline...deshaceste de el.... no quiero mancharme las manos hoy...

Se cruza de brazos, hasta cierra los ojos por un momento. Era un ser inferior para ellos. Resistente, si, pero sin magia.

Comienza a sudar frío. Su mayor arma contra él es la magia, pero en su estado no puede utilizarla.

Comienza a luchar contra el vampiro cuerpo a cuerpo, en donde están bastante igualados, quizá incluso ella está en desventaja.

Recibe una estocada en un costado, no muy profunda, pero que lahace sangrar.

Alterada, realiza una maniobra suicida con la espada, que milagrosamente da en el blanco. El vampiró agoniza a los pocos segundos. Suspira aliviada y se cubre la herida con la capa, a fin de que William no vea la sangre.