¿Qué se esconde en la oscuridad?

Tenía ganas de lucha, lo reconocía. Esa noche no había tenido pesadillas, y estaba confundida respecto a qué se debía.
Tal vez la presencia de William la había calmado, pero aún así, esa tampoco era una teoría tranquilizadora.

Y luego estaba Nacht, menudo idiota...
Pero claro, si había que repartir premios a los idiotas del momento, Saint Clair tendria que comprar una casa para guardarlos todos.

Había llegado al subterráneo a comprobar unos rumores. Según había oído, algunos vampiros se estaban escondiendo ahí. Qué descaro, debajo de la iglesia...

Ese día había decidido llevar dos espadas poco pesadas aparte de la suya, a veces convenía poder manejar una con una sola mano. Vestía, raramente en ella, ropa moderna, de cuero, incluso pantalones. Sonrió, ese día le pasaba algo, realmente.

Detuvo sus pensamientos cuando escuchó un ruido.

- Comienza la fiesta...

-que hace por estos lares?- pregunto una voz amarga -no sabe q hay niños que tienen hambre?-
la voz parecia provenir de la nada, no habia figura alguna, solo las sombras de peuqños roedores
que corrian rapidamente para huir de la tension - estos territorios nos pertenecen y no nos gusta compartir,
mejor se va por donde llego-

Apoyó su espalda a la pared, evitando así un ataque por detrás.

- Vaya, tiene una casa preciosa. -Fingió mirar alrededor. Era díficil localizar la posición del sujeto, la voz retumbaba. - Pero es usted un anfitrión muy desconsiderado ¿sabe?, creo que tengo sed. ¿Y usted, tiene sed? Porque creo que podría..."cortarla". ¿Si me entiende no?

-me hablas de descortesia a mi, y eres tu quien lanza amenazas a los moradores del lugar-
como si nada una silueta con forma humana aparece de las sombras, ocultando su rostro con las mismas
le ofrece un vaso con un liquido rojo a la recien llegada - si tienes sed, bebetelo,yo estoy satisfecho-
el vampiro rio un poco, sabia que entenderia q que se referia.

¿Yo? ¿Amenazas? Vaya, no era mi intención - Ironizó - No, gracias, no es de mi agrado. Parece que les va bien, no les falta alimento ¿eh? - Se puso seria. - Tienes dos posibiliades, vampiro asqueroso, o te largas y corres más que yo, o te quedas y mueres. Pero desalojad este sitio, forma parte de la casa de Dios, y lo estais ensuciando con vuestra repugnante presencia.

-tecnicamente los vampiros somos mas cercanos que uds a Dios-
en un abrir y cerrar de ojos el vampiro estaba al costado de la chica, apoyado en la pared mirandola atentamente a los ojos -cuidado con las paredes, hablan, escuchan y muerden en este lugar-tocando el hombro de la chica con el dedo le dice -quien se va eres tu-

Se aparta ante el roce, asqueada. - Mira que he visto vampiros feos, pero te llevas la palma. - Dijo ácidamente, los vampiros solían ser vanidosos.
- Tienes suerte de no poder reflejarte en el espejo.
Desenvainó las dos espadas que llevaba a la espalda. - Decide, por las buenas o por las malas.

-si me eh visto, se como soy, es un maldicion, pero eh sabido llevarla despues de un tiempo de locura te acostumbras-
el horrendo vampiro se aparto de la chica y comenzo a cambiar, llego a los 3 metros de altura, su piel se hizo escamosa, su rostro se desfiguro, ahora parecia de lobo, de sus manos salieron enormes garras y sus piernas se hicieron grandes y fueres. El repugnante nosferatu ahora era como un animal gigante, dificilmente articulando unas palabras dice -por.....cier...to.......por.....las....ma......las....- La ventaja que el tenia era que con el sencillo toque a la chica pudo hacer que una porcion de su brazo se uniera a las sus costillas, esto limitaria el movimiento de la cazadora.

Se alegraba de haber traído espads menos pesadas. Con el limitado movimiento de su brazo, no podría manejar la suya.
Mientras recitaba palabras para deshacer esa unión, movía una de las espadas con su mano izquiera. Era ambidiestra, asi que no sería ningun problema.

- Como quieras.

Se detuvo al escuchar otro ruido, aunque débil, a su espalda. ¿Otro vampiro? - Se preguntó

- no te molesta si traigo amigos??- pregunto la bestia que se encontraba frente a la chica.
De los pasillo, escondrijos y huecos salian ratas, gatos y otros animales rastreros
-ellos quieren unirse a la fiesta-
y con una carcajada que taladro los oidos de la muchacaha, solto un golpe, pero extrañamente fallo
el espacio era pequeño, limitado para sus grandes miembros. -vamos afuera y sera justo- pronuncio el cainita,
mientras caminaba toscamente a la salida y sus mascotas lo seguian.

Se quedó parada. - No, vampiro, no hay justicia para tí esta noche. Además, esos bichos no son tampoco un arma justa. Si quieres recibir justicia, empieza por darla, sino, no recibirás más justicia que la de Dios, que, por supuesto, implica tu muerte.

-como tu prefieras-
la enorme bestia hizo un gesto con las manos y los animales presentes se abanlanzaron sobre la chica, tratando de morderla y rasguñarala, mientras el horrible cainita observaba complacido
-no lastimarias animales indefensos verdad, te di la posibilidad de que salieras, pero preferiste quedarte aqui y ser comida de nomuertos-

Movió la mano, creando un escudo, una especie de burbuja invisible que mantenía a los animales a raya. - Deberías de probar otro truco, éste es un poco...fácil.

Mientras mantenía su mano en alto, ya suelta de esa unión que el vampiro le había provocado, para sostener la barrera, clavó la espada en el suelo y lanzó una de las que llevaba a la espalda con la otra.