Un entrenamiento extraño...[Escena autoconclusiva]

FDR: Una escena autoconclusiva es áquella en la que el personaje aparece solo, o con alguien inventado por él, sin ningún otro user. Es como explicación sobre lo que piensa o siente, o algo que descubre por su cuenta el personaje.


Estaba agotada, llevaba horas entrenando sin resultado alguno. Hacía tiempo, antes de la muerte de sus padres y un tiempo después en el que sus poderes le eran tan fáciles de invocar como pensar, en el que su espada era una extensión de sí misma, y podía dar en la diana con un arco a kilómetros de distancia y con los ojos cerrados.

Ahora, desde hacía...bueno, no sabía exactamente cuánto tiempo, pero bastante, apenas acertaba a lanzar dos flechas seguidas, la espada se le hacía díficil de manejar y perdía energía constantemente solo en su intento de concentración.


Se había pasado toda la tarde tratando de averguar el por qué de que sus poderes fallasen y no encontraba ninguna solución. Era extraño, cuánto más se concentraba, cuánto más empeño le ponía, peor resultados daba. Todo había comenzado, haciendo cálculos, a partir de su castigo, de la marca y de esa sumisión que ella misma se había impuesto. Si tan sólo...

Quizá ese era el problema, su carácter siempre le había dado fuerzas, siempre había logrado mantener, aún con áquellos primarios poderes que contaba antes, una energía inmensa. Daba igual si sus hechizos no eran muy dañinos, era capaz de repetirlos tantas veces sin mostrar un ápice de cansancio que se volvían mortales.

Y ahora...sí, debía ser eso. Ahora que mantenía a raya su carácter, sus impulsos, su fuerza, probablemente también estaba inconscientemente reteniendo sus poderes, controlandolos, de forma fría y racional, cuando éstos siempre habían respondido mejor a sus sentimientos.

Tenía el arco sujeto, preparado y estaba concentrada, como antes. Se relajó, tenía que probar... Cerró los ojos como hacía antaño y dejó que sus poderes actuaran solos. Los desató, sin ponerles impedimentos, y disparó.

La flecha, cargada quién sabe como de fuego, se clavó justo en el centro de la diana.


Lo había logrado.